sábado, 29 de enero de 2011

Cuando la paciencia se agota


La empleada acudió a todas las opciones para ayudar a la Organización a reconocer que había un problema interno. Lo habló con sus compañeros, lo habló con su jefe inmediato, lo habló con recursos humanos, lo habló con el jefe del jefe...nadie la tomó en serio.

Soportó, apeló, escaló, comentó. Hizo todo lo que estaba a su alcance pero nada funcionó. La paciencia también se le agotó y por supuesto la carta de renuncia llegó.

Antes de irse, pidió una entrevista de salida con el Gerente General. Le dijo que el motivo era solo uno: que él tuviera su versión.
El Gerente la escuchó, no se puso a la defensiva, no se portó como un sobreprotector de la organización, no asumió que ella estaba equivocada. Fué imparcial.
Se sorprendió de muchas cosas, buenas y malas. Se dió cuenta que habían cosas por arreglar. Valoró la valentía de la muchacha y le pidió perdón en nombre de la organización. Pero no se quedó ahí. Le prometió que iba a trabajar en el cambio, aunque éste ya no la beneficiara a ella. Ella lo aplaudió y salió sintiéndose escuchada. El cumplió su palabra y a propósito de una "insignificante entrevista de salida" la organización mejoró y nunca fue la misma. Valiente hombre. Faltan muchos como ellos. Lo fácil es defenderse. Lo fácil es justificarse. Lo fácil es el proteccionismo. Lo fácil es concluir que el equivocado es el otro. Eso es lo fácil, pero no lo correcto. O si no, que lo diga Sodoma.
Dios intentó todo, esperó más de lo que debería, aguardó, confió, anheló un cambio. Pero no llegó nunca. Al contrario, cada vez la cosa iba peor. Me sorprende que ni siquiera habían diez (¡!) justos en la ciudad. Solo se requerían diez...sobraban dedos de las manos para contarlos. Por eso Dios no tuvo más remedio. Había que extirpar el cáncer o de lo contrario la metástasis social iba a ser peor. Lot no quería salir...claro, significaba renunciar a todo lo que tenía (¿valía la pena?). Me sorprende lo que hizo Dios por mano del ángel: lo tomó de la mano viendo que se demoraba en salir. Lo apresuró a salir para salvarle la vida. Era una célula buena en médio de aquel cáncer y de aquella telaraña de errores.
Dios te quiere sacar de ese estilo de vida. Aunque sea muy popular y aunque todos lo aprueben, el modelo del mundo es equivocado, es egoísta, es mezquino. Excluye a Dios o lo caricaturiza. Lo reduce a un puñado de reglas legalistas o lo confina a un dador de milagros a cambio de la mejor ofrenda económica.
Ese no es Dios. Guárdate de creer en un Dios distorsionado. Ve a la Biblia. Ahí está él. Mira a Jesús, Dios en persona. Conócelo personalmente y cuando te diga "Sal de tu tierra". Hazlo. Seguro que vale la pena.