martes, 16 de febrero de 2010

Quiten la piedra




La jovencita no quiere dejar esa relación. El muchacho insiste en que no hay nada como la droga.

El trabajador casado no sabe cómo salirse de la cama ajena (pensó que era fácil pero ya lleva 3 años). La ama de casa ya no aguanta más malas noticias (siempre le han dicho que espere un cambio pero es solo un optimismo barato). Y los ejemplos siguen sin parar. Muertos, muertos y más muertos. El olor hiede y nadie sabe cómo quitárselo de encima.


Lo mismo le pasaba a las hermanas de la historia de hoy. Cuando su hermano Lázaro comenzó a ponerse mal, no pensaron que la cosa terminara en muerte. Al final, cuando vieron que ya estaba agonizando mandaron un mensaje a Jesús (que estaba en Jerusalén). Eran solo tres kilómetros de distancia pero Jesús intencionalmente se demoró en llegar. Llegó al cuarto día y obvio: Lázaro ya había muerto. Es más, ya lo habían enterrado. No hay nada más que hacer con un muerto.


Cuando Jesús llegó, se conmovió. Algunos teólogos (palabra muy sofisticada), dicen que lloró por la incredulidad de la gente. Yo no sé si me equivoco, pero creo que lloró porque él se duele con los que se duelen (solo que no se queda en el llanto sino que hace algo más). Y luego ordenó: "Quiten la piedra". La quitaron. Luego Jesús miró al cielo y dió gracias por saberse escuchado. En seguida dio otra orden: "Lázaro, sal fuera". Todos sabemos qué pasó después. Cuando Jesús da una orden todos saben qué pasa: se cumple. El muerto se levantó. Nadie lo podía creer. Pero Jesús no está limitado por nuestra incredulidad. Solo una palabra suya (como diría el ejemplar capitán de cien soldados) es suficiente para sanar. Para resucitar. Para sacarte de relaciones destructivas. Para liberarte de la droga y las adicciones. Para darte un caracter firme y moral (aunque no esté muy de moda). Para resucitar tus muertos. Ah! casi lo olvido. ¿Nuestra parte? Quitar la piedra y dejar ver el muerto (aunque hieda). Dejémosle ver nuestros muertos a El. El los conoce pero quiere que le hablemos de ellos. Quiere que los reconozcamos. Quiere enseñarnos un poco de humildad (que tampoco está muy de moda).


Sugerencia del día: Quita la piedra. Si no sabes orar puedes decirle algo así: Jesús, tú conoces mis muertos, yo también. Pero hablemos un poco de ellos: aquí está mi drogadicción, mi inmoralidad, mi rebeldía, mi anarquía, mi ira, mi amargura, mi depresión, mi .... Perdóname, límpiame. Entra a mi corazón que está muerto y resucítame. No puedo en mis fuerzas. Ayúdame. Necesito de tí. En serio, necesito de tí. Gracias porque siempre me oyes. Te amo.


viernes, 12 de febrero de 2010

El verdadero San Valentín


Versículo del día: "He encontrado en David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón; él realizará todo lo que yo quiero." Hechos 13:22


En el país donde vivo y en buena parte de países del mundo se celebra por estos días el famoso Día de San Valentín o lo que en otros países se conoce como el Día del Amor y la Amistad.


Me pregunté, ¿qué regalarle a Dios en este día?


Lo normal es regalar dulces, esquelas, peluches, y cualquier tipo de objeto que contenga corazones. El corazón es el símbolo del amor. El símbolo de entregar lo más preciado de nosotros. Darlo a alquien representa que ese alguien es muy importante para nosotros.


El problema es que creo que se lo hemos dado a otros dioses. Algunos se lo han dado al dinero. No ha sido un final feliz. Otros se lo han dado a los placeres temporales (permíteme precisar: alcohol, sexo ilícito, pornografía, juegos de azar, drogas - por solo citar algunos). Tampoco han salido muy bien recompensados (salvo un momento efímero de aparente felicidad que es solo un espejismo porque al final el corazón queda más vacío y solo que nunca). Otros se lo han dado al trabajo. Las noticias no son mejores. Un día descubren que los proyectos se acabaron, los halagos ya no llegan y lo único que queda es un sinsabor. Otros se lo han dado a la televisión. Sí, la aman profundamente hasta el punto de darle valiosísimas horas que pudieran ser mejor invertidas. El resultado es similar, vacío.


David, el pequeño pastor de quien todos se burlaban cuando pidió que se le dejase pelear contra el gigante de casi 3 metros, supo a quién dar su corazón. En su cotidianidad como pastor, solía componer canciones a Dios, solía llorar expresándole sus más sinceros sentimientos a Dios, solía soñar contándole sus más sentidos anhelos a Dios. Eso lo hizo un hombre del que Dios mismo dijo: Es un hombre conforme a mi corazón. No te confundas, no estamos hablando de pasar 24 horas arrodillados o en un monasterio. Se trata de pasar las 24 horas incluyendo (no excluyendo) a Dios. Hablar con él (no con oraciones prefabricadas sino con tu propio lenguaje), reír con él, llorar con él y escucharlo a él. Esos son los corazones conforme al corazón de Dios.


Sugerencia del día: Comienza apartando al menos 15 minutos diarios en la mañana para hablar con él. Entrégale tu día, tus planes, tus tareas. Pídele que te hable en la biblia y toma nota de lo que te está diciendo. Esfuérzate por recordar que si le has dejado entrar a tu corazón él está dentro de tí por lo que puedes tener una comunicación permanente con él. Ora un poco más. No está muy de moda, pero cambia vidas.


miércoles, 10 de febrero de 2010

¿Puede ser tan grave?


No es una historia con un final feliz. Todos hubiéramos querido un final diferente, pero Saúl no ayudó mucho.

Saúl era un muchacho buen mozo pero con una pésima autoestima. Pensaba que su familia era la más pequeña, que la tribu a la que pertenecía era la más pequeña y que - por todo lo anterior - él era pequeño (a sus ojos).

Dios no lo veía así, por eso envió al profeta y le pidió que lo consagrara como el primer rey de Israel. ¡Me encanta Dios!, siempre es igual. Pequeños pesebres se convierten en cunas de reyes (el portal de Belén), asesinos se convierten en libertadores (Moisés), hermanos rechazados vienen a ser gobernadores de naciones (José el hijo de Jacob) y así sucesivamente. Saúl no fue la excepción, aunque era pequeño a sus ojos. A Sus ojos, era especial, sí, muy especial.

Dios apostó por él.

Al principio Saúl obedecía las indicaciones de Dios (¿cómo no obedecer al que te pone por rey?), al principio estaba pendiente de Sus palabras. Al principio.

Al final, hacía sus propias elecciones. Elegía qué obedecer y qué no. Elegía cuánto obedecer y cuánto no. Tenía su propio filtro. Filtraba las instrucciones de Dios. Si encajaban con sus propias expectativas las obedecía. Si no, no.

¿El resultado? Con todo el dolor de su corazón, Dios tuvo que buscarse otro rey. Alguien que entendiera que no somos colocados en este mundo para manejarnos a nuestra manera. Alguien para el que las palabras de Dios fueran relevantes. Alguien para el que fuera más importante obedecer a Dios que obedecer a sus propios deseos y apetitos humanos. Alguien conforme a su corazón.


Sugerencia del día: La Biblia es un libro especial. El más especial de todos. Contiene los planes de Dios, los mandamientos de Dios, las instrucciones de Dios. ¿Qué tal si hoy te compras dos cosas: una biblia y un cuaderno? Y luego, cada día lee un poco, y luego, anota un poco ¿qué me está diciendo Dios con este pasaje? ¿hay algún mandato?¿hay alguna instrucción?¿hay alguna promesa?


Versículo del día: Deuteronomio 28:1 " Y sucederá que si obedeces diligentemente al SEÑOR tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el SEÑOR tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra"

jueves, 4 de febrero de 2010

Cerdos con piel de oveja


Ezequiel 36:26

"Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne" (dice el Señor).


Todos los días llevo a mi hijita mayor al colegio. Durante el camino un día le cuento un relato bíblico y otro día un cuento que tenga alguna enseñanza para la vida. Siempre le pido ayuda al Señor pues la creatividad no siempre está a flor de piel.

Ayer nos correspondía cuento inventado por mamá. Así que comencé.

Habían una vez un cerdo que estaba muy triste porque desde su porqueriza maloliente podía observar a la distancia el redil de unas ovejas. Las ovejas eran diferentes. Ellas no acostumbraban a echarse una y otra vez al fango. Ellas comían comida selecta de los mejores pastos en lugar de los residuos asquerosos que comían los cerdos. Ellas eran dulces y bondadosas en lugar de iracundas y contenciosas. Ellas obedecían al pastor porque conocían de su dulce y recto caracter. Ellas no se empujaban las unas a las otras y en fin...ellas tenían otra naturaleza.

El cerdo anhelaba ser como las ovejas y tuvo una gran idea: Disfrazarse de oveja. Le compartió la idea a los demás y todos se disfrazaron de ovejas. El problema fue que el disfraz no los hizo diferentes. Seguían con su natural tendencia a estar en el fango. Su natural tendencia a la ira y a la discordia. Su natural tendencia a la inmundicia. El cerdo frustrado porque su plan no había funcionado volvió a mirar hacia el redil y escuchó a una oveja hablando con el pastor: "Querido pastor, gracias por cambiarme el corazón y darme una nueva naturaleza. Antes, cuando era cerdo, tenía una vida miserable pero ahora, con este nuevo corazón de oveja tengo una vida especial, mi perspectiva hacia ti, hacia mí mismo y hacia los demás cambió y ahora disfruto de la vida en lugar de estrellarme contra ella, gracias por cambiar lo que para mi era imposible en mis propias fuerzas". El cerdito frustrado entendió ese día que no era un tema de disfraz, lo que había que hacer era pedir un corazón nuevo. Cuando lo recibió, su naturaleza cambió.


Sugerencia del día: Sugiero que le pidas al Señor un nuevo corazón. Tal vez llevas tiempo tratando de cambiarte cosas y no has podido. Una adicción, una pobre autoestima, un pasado doloroso, temores, dudas y todo lo demás. Puedes decirle: Señor Jesús, no puedo en mis fuerzas, hoy te entrego mi corazón y te pido que me des uno nuevo. Uno que sea conforme a tu corazón. Renuncio a mi vieja naturaleza inclinada al mal y a la derrota y acepto una nueva naturaleza, la naturaleza de Dios. Tú en mí. Dios viviendo en mí. Gracias por la transformación. Ahora sí, disfrutemos de la vida abundante.


martes, 2 de febrero de 2010

Preocupado por las burras


Texto bíblico: 1 Samuel 9
(Enlace de lectura: http://www.biblegateway.com/passage/?search=1%20Samuel+9&version=NVI)


Tal parece que Saúl era el Bradd Pitt de la época. La biblia dice que no había otro más hermoso que él. Su padre era un hombre valeroso y al parecer muy rico pues una forma de medir la riqueza era por el número de cabezas de ganado que se tenían y el relato indica que tenía muchas asnas o burras. Pues pasó que se le perdieron las burras.
El padre mandó a Saúl a buscarlas. Pasaron tres días y nada. Las largas caminatas sobre los montes y valles de Israel no habían sido fructíferas y Saúl ya le comenzaba a decir a su siervo que era mejor regresar pues su padre seguro ya estaría más preocupado por ellos que por las burras.
Pero pasó algo. Dios le había dicho al profeta Samuel que tal día a tal hora llegaría un hombre busando unas burras. Le dijo que cuando lo viera, lo invitara a cenar, que le diera la mejor parte de la res y además que lo ungiera (vertiera aceite santo sobre su cabeza como señal de consagración).
El profeta lo encuentra, lo invita a cenar, le ofrece la mejor porción, lo unge como rey y le aclara: "En cuanto a las burras que se te perdieron hace ya tres días, ni te preocupes, ya las encontraron".
Tal vez andas buscando lo que piensas que es más valioso para tí (tus "burras"). Tal vez andas tras el dinero, posición social, el reconocimiento de los demás, aceptación por parte de tus amigos, pertenecer a un grupo, etc, etc, etc. Lo cierto es que muchas veces cuando perdemos esas cosas podemos estar en el camino hacia encontrar lo realmente valioso. Un encuentro para cenar con Aquel que es poderoso para darnos más burras de las que pensamos y por sobre todo un nuevo propósito en la vida.
No te preocupes más por las burras. El tiene algo mejor para tí.

Sugerencia del día:
Identifica cuáles son tus "burras" y luego entrégalas en oración. Puedes decir algo así como: Jesús, renuncio a seguir buscando cosas sin valor. Lo que he pensado toda la vida que es lo que necesito tal vez es solo un espejismo sin valor. Hoy prefiero cenar contigo. Caminar contigo y confiar en ti. Aquí estoy. Todo tuyo.

Versículo del día (para creerlo, memorizarlo y confesarlo):
"Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable"

lunes, 1 de febrero de 2010

Vientos contrarios


Hechos 27:1-12

Pablo está rumbo a Roma. Aclaro que no es un viaje de placer, es prisionero y debe comparecer ante Cesar. Pero dice la Biblia que "los vientos eran contrarios". Resultado: un gran naufragio, pérdida de todas las provisiones y un alto riesgo de perder la vida.
Pablo se los dijo antes de zarpar pero no le creyeron mucho.
Creo que antes de zarpar en la vida a emprender cualquier proyecto (sea el que sea) deberíamos preguntarle a Dios si desea que nos embarquemos. ¿Cuántos naufragios nos hubiésemos evitado si tan solo le hubiéramos preguntado? Bueno, digamos que no sabíamos. ¿Qué haremos?


  1. Si estás en un naufragio, puedes pedirle ayuda. Sí, ayuda. Pedir ayuda es la oración más espiritual que podemos hacer. Mi hija Natalia suele decirme ¡Ayuda, ayuda! y yo salgo corriendo a ayudarla. Ninguna vez he dejado de hacerlo. El nunca dejará de contestarte si le pides ayuda.

  2. Para todos tus proyectos (decidir con quién te casarás, aceptar o no una amistad, comprar algo, etc, etc) pídele dirección. Sí, dirección. ¿Hago este proyecto, zarpo? Con su dirección, los vientos estarán a favor y así dejarás de estar contra la corriente.

Sugerencia del día:


Haz una lista de las cosas que van mal en tu vida y aplica el punto 1.


Haz otra lista de los proyectos que tienes y aplica el punto 2.


Versículo del día (Para memorizar, meditar y aplicar):


Proverbios 16:3 "Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán".