Ezequiel 36:26
"Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne" (dice el Señor).
Todos los días llevo a mi hijita mayor al colegio. Durante el camino un día le cuento un relato bíblico y otro día un cuento que tenga alguna enseñanza para la vida. Siempre le pido ayuda al Señor pues la creatividad no siempre está a flor de piel.
Ayer nos correspondía cuento inventado por mamá. Así que comencé.
Habían una vez un cerdo que estaba muy triste porque desde su porqueriza maloliente podía observar a la distancia el redil de unas ovejas. Las ovejas eran diferentes. Ellas no acostumbraban a echarse una y otra vez al fango. Ellas comían comida selecta de los mejores pastos en lugar de los residuos asquerosos que comían los cerdos. Ellas eran dulces y bondadosas en lugar de iracundas y contenciosas. Ellas obedecían al pastor porque conocían de su dulce y recto caracter. Ellas no se empujaban las unas a las otras y en fin...ellas tenían otra naturaleza.
El cerdo anhelaba ser como las ovejas y tuvo una gran idea: Disfrazarse de oveja. Le compartió la idea a los demás y todos se disfrazaron de ovejas. El problema fue que el disfraz no los hizo diferentes. Seguían con su natural tendencia a estar en el fango. Su natural tendencia a la ira y a la discordia. Su natural tendencia a la inmundicia. El cerdo frustrado porque su plan no había funcionado volvió a mirar hacia el redil y escuchó a una oveja hablando con el pastor: "Querido pastor, gracias por cambiarme el corazón y darme una nueva naturaleza. Antes, cuando era cerdo, tenía una vida miserable pero ahora, con este nuevo corazón de oveja tengo una vida especial, mi perspectiva hacia ti, hacia mí mismo y hacia los demás cambió y ahora disfruto de la vida en lugar de estrellarme contra ella, gracias por cambiar lo que para mi era imposible en mis propias fuerzas". El cerdito frustrado entendió ese día que no era un tema de disfraz, lo que había que hacer era pedir un corazón nuevo. Cuando lo recibió, su naturaleza cambió.
Sugerencia del día: Sugiero que le pidas al Señor un nuevo corazón. Tal vez llevas tiempo tratando de cambiarte cosas y no has podido. Una adicción, una pobre autoestima, un pasado doloroso, temores, dudas y todo lo demás. Puedes decirle: Señor Jesús, no puedo en mis fuerzas, hoy te entrego mi corazón y te pido que me des uno nuevo. Uno que sea conforme a tu corazón. Renuncio a mi vieja naturaleza inclinada al mal y a la derrota y acepto una nueva naturaleza, la naturaleza de Dios. Tú en mí. Dios viviendo en mí. Gracias por la transformación. Ahora sí, disfrutemos de la vida abundante.
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